De la granja a la escuela: Cómo California está revolucionando los almuerzos escolares
13 de agosto de 2024
Si estás almorzando en una cafetería del Distrito Escolar Unificado de Azusa y crees que tu naranja sabe extra dulce, no te equivocas. Es una de las ventajas de comprar naranjas locales cultivadas en árboles de más de un siglo. "Cuanto más viejo es el árbol, más dulce es la naranja", dice Anna Nakamura-Knight, cuya familia lleva cinco generaciones cultivando cítricos en Redlands, California.
La granja de Anna hace algo más que proporcionar deliciosa fruta fresca a distritos escolares como Azusa Unified. Como parte de Old Grove Orange, ofrecen educación y enriquecimiento para los estudiantes sobre los alimentos, la agricultura y el medio ambiente a través de un programa de la granja a la escuela.
El resultado es un programa que beneficia a todos, creando un futuro más sano y fuerte para los niños, las escuelas, los agricultores y las comunidades.
- Ayudar a los niños: los profesionales de la alimentación escolar que llevan a cabo programas "de la granja a la escuela" pueden hacer que sus alumnos coman deliciosos productos recién cosechados, a la vez que aprenden de dónde proceden sus alimentos. Las investigaciones demuestran que los niños que participan en programas de la granja a la escuela comen más frutas y verduras, están más dispuestos a probar alimentos saludables, realizan más actividad física e incluso rinden mejor en clase. "Esto nos da una oportunidad única de cultivar el paladar de los niños", dice Anna. "Conseguimos crear esta relación sana, maravillosa y rica con la comida, en la que saben de dónde viene una naranja, cómo crece y a qué sabe realmente".
- Ayudar a las escuelas: Las escuelas que participan en el programa "De la granja a la escuela" consiguen una mayor participación en las comidas, opciones de comidas más saludables, un mayor apoyo de los padres y una reducción del desperdicio de alimentos. Lo mejor de todo es que los profesionales de la alimentación escolar tienen acceso a ingredientes frescos y sanos que pueden constituir la base de comidas nutritivas preparadas en el momento. "Trabajamos con todo tipo de programas escolares, desde entregas mensuales hasta entregas semanales", dice Anna. "Nuestros agricultores van incluso a los colegios para enseñar a los alumnos cómo elegir alimentos sanos y cómo se cultivan los productos".
- Ayuda a los agricultores: Las compras de la granja a la escuela apoyan directamente a los agricultores, manteniéndolos en el negocio y permitiéndoles seguir produciendo frutas y verduras frescas y locales en sus comunidades. El impacto es enorme, ya que supone un porcentaje considerable de los ingresos de los agricultores que participan en los programas "de la granja a la escuela" y aporta más de mil millones de dólares al año a estos negocios locales vitales. "Supone una gran diferencia económica para los agricultores. Las compras escolares de nuestra granja permitieron a mis padres pagar mi educación universitaria y la de mi hermano", dice Anna. "Los dólares que gastan las escuelas en alimentos mantienen a familias de agricultores enteras, y esas granjas están en tu comunidad".
- Ayudar a las comunidades: Cuando las escuelas compran alimentos a los agricultores locales, mantienen esos dólares en el ámbito local, donde pueden estimular la economía, crear puestos de trabajo locales, fortalecer a las familias y generar más prosperidad para todos. "Lo mágico es que no solo se da a los niños los productos más nutritivos y deliciosos que pueden conseguir, sino que se apoya a las familias locales y se fortalece la economía de toda la comunidad".
A Anna le entusiasma ver cómo ha crecido el programa "De la granja a la escuela" en California. Las escuelas de todo el estado se han comprometido más a trabajar con los pequeños agricultores de sus comunidades, con el apoyo de programas estatales como el California Farm to School Incubator Grant Program, Local Food for Schools y School Food Best Practices Funds.
Ella ve el movimiento como la intersección del pasado y el futuro, manteniendo la larga tradición de las granjas locales y marcando al mismo tiempo una diferencia tangible en la vida de los niños. "Quiero que los niños se beneficien de alimentos frescos y sanos y que los pequeños agricultores puedan seguir cultivando para siempre", afirma Anna.